sábado, 26 de enero de 2013

Capítulo 5. Confía en nosotros.

Jujuju, he tardado un poco más, pero aquí está. Va un poco rápido todo peeeero bueno, aún no tengo muy claro algunas cosas y lo estoy intento alargar lo más que puedo x3. Bueno, pues eso, capítulo cinco aquí listo para leer. Comentar, porfis. Xoxo.



—¿Cómo que os vais? ¿Y no dices nada a tú marido, el que te da de comer? ¿Eh?—Grita una voz masculina.

—Yo... Me da igual, me pienso ir. Te recuerdo que los papeles del divorcio llevan tres meses en la cocina, sólo hace falta que firmes.

—Está bien. Vete si eso es lo que quieres. ¡Vete y no vuelvas!

Dougie estaba en su habitación con los auriculares puestos cuando escuchó los gritos de sus padres. Otra vez no, por favor, pensó. Se levantó y se dirigió a la planta de abajo donde estaba su hermana pequeña.

—Jazzie, vamos al patio a jugar, anda...

—¡Vale!

El mayor siempre intentaba que su hermana no escuchara a sus padres discutir. No quería que sufriera, llorara o cualquier cosa. Simplemente no quería que su hermana se criara como lo había hecho él, con las discusiones de sus padres, gritos y lloros.

—¡Eh, Doug!

Al oír su nombre el rubio se gira encontrándose a un Mike sonriente.

—¿Ya te has hecho amigo de esos dos petardos?

—Sí, ¿te importa irte? Tengo cosas que hacer.—Responde molesto.

—Oh, el pequeño Doug está cuidando a su hermanita... ¡Adiós, pardillo!

Se va riendo y Dougie niega con la cabeza. Algunos no tenían remedio alguno. Cogió su móvil y buscó el número de Tom. Le escribió un mensaje, quizá le vendría bien tomar algo con él y Harry.

''¿Estás con Harry? ¿Os apetece tomar algo?''

A los dos minutos el móvil sonó avisando de que tenía un nuevo mensaje.

''Claro, nos vemos en la cafetería junto al skate park. Por cierto, me tengo que llevar a mi hermana, lo siento''.

Leyó el mensaje y llamó a su hermana tras preguntarle un ''¿Quieres ver y jugar con Carrie''. La niña asintió y juntos se fueron hasta la cafetería, en la puerta estaban los dos hermanos y Harry hablando y riendo.

—Hey, ¿qué tal?—Pregunta Harry.

—Bien, supongo. ¿Entramos?

Asintieron y entraron. Jazzie y Carrie hablaban animadas sobre la nueva muñeca que habían anunciado en la televisión, y que la hermana de Tom ya tenía, a lo que Jazzie preguntó ''¿Me la enseñarás algún día?''. 

Se sentaron y pidieron unos batidos, puesto que el café con el calor que hacía no les apetecía a ninguno de los tres.

—¿Va todo bien?—Pregunta Tom al ver que el pequeño no habla y está cabizbajo.—Sé que no somos muy amigos ni nada pero si te pasa algo nos lo puedes contar.

Levantó la cabeza y miró a Tom a los ojos. Éstos daban confianza y seguridad, al igual que su sonrisa y su hoyuelo. 

—No pasa nada, sólo son mis padres... Mi madre no quería que se enterara de que nos íbamos a Londres y no sé cómo ha pasado que se ha enterado y bueno, están discutiendo. Como casi siempre, vamos...

—Vaya, lo siento. ¿Aún os vais a ir?

—He oído a mi madre decir que nos vamos sin él... Los papeles del divorcio llevan tres meses en la cocina, sólo queda que firme mi padre.

—Vaya... Lo siento—Murmura Harry—. Bueno, si vienes a Londres no tienes a nosotros para lo que sea, y si no, nos llamas ¿de acuerdo?

—Gracias...

Dougie se había dado cuenta de que Harry y Tom no eran tan horrorosos cómo creía que eran. Al contrario, se cogía en seguida confianza con los dos, aportaban seguridad, sonreían, hacían reír. Puede que se estuviera planteando el ser su ''amigo''.

Miró la hora, eran las siete y media, y se hacía tarde.

—Me tengo que ir si no quiero broncas en casa...—Anuncia.

—No importa, llámanos con lo que sea. Hasta otra, Doug.

—Adiós, enano.—Sonrió Harry. Le había llamado enano pero no en modo insulto.

—¡Hasta otra!

Cogió a su hermana de la mano y fueron a casa. Cuando entraron todo estaba en silencio, algo raro. Entró al salón y ahí estaba su madre.

—¿Y papá?

—Se ha ido.—Dice la mujer.

—¿Dónde? Volverá, ya sabes cómo es...

—No, Dougie, se ha ido. Para siempre. Firmó los papeles y se marchó sin coger nada, solo su dinero.—Hizo una pausa y miró a su hijo—Tienes una maleta en tú habitación, mañana tiene que estar lista, así que ve a hacerla.

El mayor asintió aún confuso y subió arriba. Su hermana no había escuchado nada, estaba en su habitación jugando a las muñecas.


Uhuhuh, ¿os gustó? Je. Comentar. Je.

viernes, 18 de enero de 2013

Capítulo 4. ¿De viaje?

Jijiji, hola, hola. Tardo siglos en actualizar y no sé por qué. Bueno, tomar el capítulo cuatro x3. No os voy a dar mucho la plasta. Solo avisar de que mi twitter ha sido cambiado, ahora es @Fantasticweirdo y eso. ¡A leer y comentar! Gracias.



—Dougie, despierta.—Alguien entró en su cuarto y subió la persiana dejando que entrara toda la luz de golpe. El pequeño gruñó a modo de respuesta.— No me hagas llamar a tu hermana para que te despierte.

Nada más oír eso, Dougie se levantó. No quería que nadie saltara en su blandita cama tan pronto.

— ¿Qué hora es?—Pregunta mientras se acostumbra a la claridad del día.—Tengo sueño. No hay clase. ¿Para qué me despiertas, mamá?

—Son las diez y media, vístete, nos vamos a desayunar fuera. Os quiero presentar a alguien a tú hermana y a ti.— Aclara y antes de salir por la puerta se gira.—Ponte algo formal.

Confundido. Así es como está ahora el pequeño rubio. Muy confundido. ¿A quién querrá presentar? ¿Y por qué se tenía que poner ropa formal? Tsé, como si él tuviera de eso. Se levantó y se metió en el baño. Se duchó rápidamente, sin mojar el pelo siquiera y volvió a su habitación. Abrió el armario y buscó entre sus miles de camisetas, todas ellas informales. Sudadera, no. Pantalones vaqueros, tampoco. ¿Qué narices se ponía ahora? Optó por coger unos pantalones negros y una camiseta normal de las que usaba normalmente. Se puso sus vans, obviamente le daba igual si iba formal o no, y bajó abajo.

—Haz el favor de peinarte, hijo.—Se acercó a él y con los dedos le arregló el pelo.— Ya está. ¿Preparados?—Sonrió.—Vamos.

Estaba nerviosa, se le notaba mucho. Sus movimientos, sus sonrisa e incluso su pulso que temblaba. Su hermana llevaba un vestido morado y tenía el pelo recogido en dos coletas, le hacía muy adorable, pero Dougie más que nadie sabía que de eso poco tenía Jazzie.

Salieron los tres de casa, su padre estaba trabajando, y aunque terminaba a las cinco de la tarde, siempre volvía a altas horas. Y Dougie sabía por qué, o al menos, eso creía. Anduvieron por todo Corringham (no es que fuera muy grande, claro), hasta que llegaron a una cafetería. Entraron y una mano se elevó saludando a Sam, la madre del rubio.

— ¡Sam! Has venido, y has traído a tus hijos, qué bien.

—Claro, así se hacen amig...

— ¡Dougie!

Esa cabecita rubia, esa sonrisa, ese hoyuelo en uno de los mofletes... ¡Era Tom! No es que se alegrara de verlo, es más, tenía un poco abandonada la idea de hacerse amigo de esos dos, pero si no... Puso su mejor sonrisa.

—¿Os conocíais?—Preguntó la otra mujer sonriendo.

—Sí, nos lo presentó el otro día un amigo en común.—Intenté parece amable.— Soy Dougie Poynter, señora.

—Oh, no me llames así, llámame Debbie, soy Debbie Fletcher. ¡Pero qué niña más mona! ¿Y tú cómo te llamas?

—Jazzie.— Sonrió la pequeña tímidamente.

—Sentaros, te he pedido un café con leche de los que te gustan, Sam.

Al rato vino un chico con los cafés, Dougie pidió una colacao al igual que Tom, que estaba a su lado. Mientras, la pequeña Poynter tomaba un vaso de leche. Después vino un hombre, que resultaba ser el padre de Tom con una niña de la edad de Jazzie, Carrie. Ambas se hicieron amigas enseguida. Tom y Dougie hablaban animadamente. Tenían muchas cosas en común y eso hizo que Dougie quisiera ser su amigo.

—Oye, mamá, ¿qué tal si nos cuentas por qué estamos aquí?—Preguntó Dougie.

— ¡Es verdad! Qué cabeza la mía. Verás, ellos son de Londres, y bueno, nos vamos a ir allí un tiempo... Debbie es una amiga del colegio y me ofrecerá trabajo allí.

— ¿Cuánto tiempo?—Dougie se había puesto serio de un momento para otro. No lo podía creer.— ¿Y cuándo iremos si se puede saber?

—Aún no lo sé, lo tengo que hablar con tu padre... No, en realidad nos iremos dentro de tres semanas, tú padre no viene.

Le temblaba la voz. Y no paraba de mirar a su taza de café. Estaba asustada. Y nerviosa al mismo tiempo. 

—Está bien.— Dijo Dougie más relajado.

No quería que su padre fuese. No, no quería. Trataba mal a su madre. Le gritaba y a veces había llegado a pegarla una bofetada. Obviamente, borracho. Pero eso era algo constante puesto que se emborrachaba con facilidad. Y el pequeño odiaba ver eso. Odiaba ver a su madre mal, no poder hacer nada, que su madre no hiciera nada. Ese no era su padre. Él no era así cuando era pequeño.

No lo soportaba.

También le gustó la idea de irse. Si se iba se libraría de Mike. Y con suerte a su skate no le pasaría nada, puesto que sería amigo de Tom e incluso si eso de Harry. Ya no le horrorizaba tanto la idea de tener dos amigos, al contrario, Tom le había contado que Harry y él también tenían muchas cosas en común por lo que, Dougie y él también las tendrían. 

No parecía tan mala idea, ¿no? 

— ¿Y en qué trabajarás?

—En la cafetería que tienen los padres de Tom.

—Suena bien. Me gusta la idea de irnos.

Su madre no hizo más que sonreír. Si Dougie era feliz yéndose, ella también. Por otra parte a Jazzie le encantaba la idea de irse con Carrie y jugar con ella en Londres. Por lo que... Todos felices... ¿Todos? 


¿Os ha gustado? ¿Comentarios? ¿Críticas? Hasta el próximo c:

sábado, 12 de enero de 2013

Capítulo 3.- Armario.

Hola, hola, caracolas. Ocs, no me voy a enrollar mucho, este es ... Bueno, ya lo veréis y tal. Y bueno, gracias a @Cute_Weirdo por comentar siempre, aish. Bueno, este capítulo es para Alba, que si no subo me pega. Y ahora a leer (y comentaaaaaaaaaar).



Se metió en la cama pasadas las doce y media. Se había desconectado del chat para que el tal Danny no le hablara. Al fin y al cabo a él no le importaba si estaba bien o no. Se puso a pensar, cosa que hacía todos los días, en todo lo que le había pasado hoy. 

En el instituto todo había ido bien, luego Mike le amenaza con quitarle o romperle el skate si no se hace amigo de dos tíos. ¿Qué hacía? Tenía el número de los dos chicos, ¿les llamaba? Él no quería amigos, la vida le había enseñado muchas cosas. 

Se llevó la mano a la cara, aún la tenía dolorida por los golpes de Louis y Adam, entre otros. Llevaban desde el año pasado pegando a gente, pero sobre todo a Dougie. ¿Razón? Fácil y sencilla.



*Flashback* [Narra Dougie]

Hoy era el día, me habían invitado a una fiesta y era hoy. ¿Os lo podéis creer? A mí, invitarme, a una fiesta. ¿Iría? Obviamente sí. Por no olvidar que estaría él. 

Os preguntaréis que quién es él. Se llama Ben, y bueno... Estoy enamorado como una estúpida colegial desde que tengo catorce años... Osea, desde el año pasado. No es que yo fuera gay... También me atraían las mujeres, pero... Tampoco me atraen todos los hombres. Sólo me pasa con él. Es... Diferente. Y por suerte no tengo ese estúpido problema de que no sea gay, porque en mi caso, él lo es. No es que quiera algo serio con él ni nada pero... Ya me entendéis.

Me duché, me vestí y fui a casa de Anna, la que daba la fiesta... Era una chica maja, al menos eso parece, no es que hable mucho con ella, pero no importa. Llamo al timbre y me abre ella.

—¡Dougie!— Exclama.— Pasa, pasa.

Entré en la casa y ¡vaya! Menuda casa tenía la tía. Eso era tres veces más grande que la mía.

—Ven, te voy a presentar a alguien.—Me coge del brazo y me lleva hasta un grupo de gente, de chicos, pero no estaba él. Quizás no haya venido.—Chicos, este es Dougie, un amigo de clase. Dougie este es mi primo Danny y sus amigos, Alan y Chris.

—Encantado.—Sonrío tímidamente. Veo que el tal Danny me está sonriendo.

—Anda que me podrías haber dicho antes que tienes amigos tan guapos, Anna.—Suelta Danny y ríe. ¿Me había llamado guapo? 

—Anda tonto, cállate. Bueno, las bebidas están por ahí y eso... ¡Cómo te tú casa! 

—Valep, gracias.

Las horas iban pasando, yo ya llevaba unos cuatro vasos de algo raro con mucho, mucho alcohol. Danny iba igual, no se había separado de mí en toda la fiesta, hablábamos. Por una vez en mi vida no me sentía incómodo hablando con un desconocido.

—Ven, acompáñame a por mi abrigo al armario y vamos fuera, necesito un cigarro.

Tiró de mi mano hasta que llegamos a la habitación de los padres de Anna donde estaban todos los abrigos. Nos metimos en el armario, que era demasiado grande y oscuro. Oí como cerraba la puerta y le vi sonreír, o eso me pareció.

—Aquí no nos verá nadie.—Susurró y se acercó peligrosamente a mí. Y menos mal que estaba oscuro porque me ardían las mejillas, no sé si a causa del alcohol o por él.—Lo que pasa en el armario, en el armario se queda.

Y os juro que no sé cómo pasó pero de un segundo a otro sus labios estaban presionando los míos. Cerré los ojos inconscientemente. Su lengua se coló en mi boca. Y Dios, ¿cómo podían pasar tantas cosas en menos de cinco minutos? Sus manos estabas por debajo de mi camiseta. Yo estaba quieto, no sabía que hacer. ¡Era un tío! Y no, no era Ben. ¿Qué cojones te pasa Dougie? ¡Reacciona! Camiseta fuera, sonrisa de superioridad dibujada en la cara de Danny. Y ahora fui yo quién se lanzó a sus labios. Era como droga, los necesitaba sentir. Todo parecía ir bien.

—¿¡Qué cojones!?—Gritó una voz femenina.

Y sin saber como a su lado apareció Louis con... ¿Eso era una cámara de fotos? Oh, Dios mío...


---

A la semana siguiente una foto de Danny y mía estaba repartida por todos los corchos de anuncios del instituto. Suerte que Danny no iba a mi instituto...

*Fin flashback*


Desde entonces se meten con él. Y tener un aspecto algo femenino no ayudaba mucho. Tampoco ayudaba el hecho de ser bajito. Tener la piel suave. Tener una risilla femenina. Ser el raro de la clase. Ser diferente. No ser como los demás. No pertenecer a ningún grupo social. Tener un padre que te ignora. No tener amigos. No aprobar casi. Nada de eso, ayudaba.

Poco después se enteró que todo lo del armario había sido planeado. Por Louis y Adam. Habían pagado a Danny para que hiciera aquello. Para que se liara con él en un armario. «Lo que pasa en el armario, en el armario se queda».

Una lágrima cayó por la mejilla de Dougie antes de que se quedara dormido. Dolía. Dolía recordar cosas. Dolía mucho.

«Llegará el día en el que me vengue» Se prometió.


Jujuju, no me matéis pero si lo hacía más largo perdí la gracia del título y resumiendo que tenía que ser así por narices. ;_; I'm sorry. Espero que os haya gustado este caca capítulo corto. ¿Comentarios? 

jueves, 10 de enero de 2013

Capítulo 2.- Amigos.

Ñañañaña, hola otra vez. Ay, veo que os gustó el otro. Oc, oc, pues aquí tenéis el dos. Es más corto, o al menos eso me parece a mí pero no importa... Ya los haré más largos y mejores... Así que nada, lo de siempre, que leáis, disfrutéis y comentéis c:




Cogió el skate y bajó a por algo de comer.

—Me voy mamá, adiós.


—Te cuidado. —Le advirtió.


—Que sí... Adiós. —Suspiró y salió por la puerta.

No es que a Dougie le gustara vivir allí, todo lo contrario, odiaba aquel lugar. Pero, por suerte, había un skatepark donde se pasaba todas las tardes, y se podría decir que tenía cierto respeto por allí. Era uno de los mejores skaters. No tenía amigos allí, no consideraba amigos a esa gente. Eran como ''compañeros de trabajo'', nada más allá.


—Hey Doug, ¿qué tal?—Preguntó una voz demasiado familia mientras pasaba uno de sus brazos por el hombro del pequeño.


—Qué quieres, Mike.


— ¿Por qué he de querer algo? Bueno, da igual. Te voy a presentar a mi primo y un amigo suyo... Van a pasar un tiempo por aquí y... Vendría bien que tuvieran amigos, como tú.


—Rápido que no tengo toda la tarde.

Fueron hasta las pequeñas gradas que había. Allí estaban sentados dos chicos. Uno moreno y otro rubio.


—Dougie estos son Harry, mi primo.—Señaló al moreno que tenía unos ojos azules alucinantes— y Tom, su amigo. Chicos, este es Dougie, un conocido.


—Mmmm... Encantado, ahora si me permitís, tengo cosas que hacer...—Elevó su skate para que vieran a qué se refería.


Antes de que se fuera, una mano le cogió fuerte del brazo y le apartó para que nadie pudiera oírles, era Mike, cómo no.


—Mira nenita, como no te hagas amigo del estúpido de mi primo y el friki de su amigo, vete despidiendo de tu preciado skate ¿estamos?


Tragó saliva. ¿Eso era una amenaza? Oh, ¡claro que lo era! Ya no solo en el instituto, también aquí. Lo peor era que en esa amenaza entraba su skate. Su preciado skate. Lo poco que le quedaba de su padre. Y no, no podía dejar que lo tocara.


—Está bien. —Se limitó a decir.


Se dio la vuelta y se fue montado en su skate. ¿Y ahora que haría? No se le daba bien hacer amigos pero... No podía quedarse sin su único skate.


Cuando se casó decidió acercarse a esos dos. Solo esperaba que empezaran ellos la conversación.


—Eh, lo haces muy bien. —Sonrió Harry, el moreno.


—Gra-Gracias...—Se sentó cerca de ellos. —Así que estaréis por aquí un tiempo...


—Sí, la tía de Harry se casa en unos días y yo tengo familia por aquí y su tía y mis padres son muy amigos... Así que, nos conocimos hace unos meses a través de un amigo y hemos venido antes de la boda a pasar un tiempo.- Aclaró Tom.


—Ahm... ¿Y os gusta este sitio?


—No está mal, es algo pequeño y eso pero es...—Empezó diciendo Harry.


—Guay.—Completó Tom.


Estuvieron un rato en silencio. Un silencio algo incómodo, sobre todo para el pequeño.


—Bueno me tengo que ir... Se hace tarde.


— ¡Espera! Danos tu número de móvil, nos has caído bien. —Dijo Harry sonriendo.


—Está bien. —Se lo dio y se levantó. —Ya hablaremos.... Por mí bien.


Estaba asustado. Asustado por la amenaza se Mike. Pero se sentía mal. Mal porque creía que estaba usando a Harry y Tom. Él no quería amigos, y a ellos dos se les veía bien.


Llegó a casa, cenó rápido puesto que no tenía muchas ganas y encendió el ordenador. Se metió en el chat. Un sonido de sacó de sus pensamientos.

Danny J: ¡Hola!


No, no, no, mierda. ¿Por qué me hablas, joder? 

Dougie P: ... Hola.


Danny J: ¿Qué tal? 


¿Y a ti qué coño te importa? Puto pesado toca cojones...


Dougie P: Ah... Bien, supongo... ¿Y tú?


Danny J: Muy bien.


Dougie P: Ehm... ¿Me alegro?


Danny J: Pahahaha, alégrate.


Ja, ja, ja, se cree gracioso encima...


Jejeje, hasta aquí el capítulo e_e. ¡Hasta el próximo! Ah, y comentar, por favor c:

domingo, 6 de enero de 2013

Capítulo 1.- No juegues con fuego.

Ñañañañaña, hola, qué tal. Bueeeeeeeno, diréis ''Halaaaaaaaaa, ¿esto qué es?''. Para las que no me conocéis, soy una viciada a Pones (Poynter + Jones). Y ay, amigos, esto lleva escrito años. Y nunca lo he subido por miedo, vergüenza y otros muchos sentimientos tontos. Pero aquí está, subido. Aunque lo más probable es que no lo lea nadie. Pero no importa, yo soy feliz. Y bueno, no me enrollo más, leerlo, disfrutarlo y comentarlo je, je. Sobretodo esto último, me gustaría saber vuestra opinión :3.

El despertador sonó como acostumbraba a hacer cada día las 7:00. Y como cada día, lo retrasó cinco minutos hasta que volvió a sonar reclamando atención. Lo apagó y se acostumbró a la poca luz que entraba por la ventana. Nota mental: Recuerda decir a mamá que arregle esa maldita persiana que no cierra del todo. Se levantó aún adormecido y se fue al baño plantándose delante del espejo para hacer su ''ritual'' de todas las mañanas. 

—Está bien, Dougie. Hoy es jueves, solo te queda hoy y mañana y nos darán las vacaciones hasta Septiembre. Hoy será un buen día, hoy será tu día.- Recitó en voz alta con los ojos cerrados.
Se lavó la cara y se la secó con la tolla con cuidado de no tocar allá donde tenía moretones. Cosa que era difícil, puesto que gran parte de un ojo y una de sus mejillas estaban moradas a causa de golpes.

Aún en pijama, bajó abajo, donde estaba su madre y su hermana. Su padre se habría ido a comprar quién sabe el qué.

—Buenos días, Dougie. ¿Qué tal has dormido?

— ¿Me vas a preguntar todas las mañanas lo mismo?—Bufó él—. Bien, mamá, he dormido bien.

—Está bien... La leche está en la nevera, me voy a llevar a Jazzie al médico que se encuentra mal. Si necesitas algo...

— ¡Que tengo dieciséis años, ya soy mayorcito para quedarme sólo en casa!

—Adiós, Doug. — Dijo su hermana dándole un beso—. No llegues tarde.

—Adiós enana, descuida.

Cogió la leche y un bol lleno de cereales y empezó a engullir mientras veía unos estúpidos dibujos animados en la televisión. Tendría dieciséis años o veinticuatro, que seguiría desayunando viendo aquellos estúpidos dibujos. Cuando terminó, subió a su cuarto y se vistió con lo primero que vio en el armario. Guardó los libros que le tocaba hoy, las llaves, algo de merienda para el recreo y salió por la puerta de su casa camino al infierno.

La mañana pasó tranquila por suerte. Después del recreo le tocaba hora libre con el tutor y la clase.
 

Alguien llamó a la puerta.

— ¿Dougie Poynter?—Pregunta una chica de mediana edad con el pelo rizado.

—Yo. —Levantó la mano para que le viera, a pesar de estar en cuarto de la ESO (sí, había repetido), era muy bajito.

—Sal un momento, por favor. No le importa, ¿verdad, señor Smith?

—No, claro que no. —Contestó el profesor, algo más mayor que la mujer.

Se levantó de la silla cabizbajo, con la atenta mirada de sus compañeros de clase y con alguna que otra risilla de algunos de ellos. Era la orientadora. No era la primera vez que le sacaba de clase para hablar de él y sus ''problemas''.

La siguió hasta una pequeña sala que conocía lo suficientemente bien como entrar y sentarse sin permiso alguno.

—Bien, supongo que sabrás para qué estás aquí, ¿me equivoco?—Pregunta ella y al no obtener respuesta alguna, continúa—. Ya sabes que conmigo puedes ser sincero, lo que se dice aquí, aquí se queda. ¿Quién te ha hecho esos moretones? La última vez no los tenías.

—Me caí. —Mintió.

—Poynter, no empecemos. Tanto tú como yo sabemos que eso no es cierto.

Se estaba empezando a cabrear. Tanto él como ella se estaban empezando a cabrear. Y eso nunca tenía nada de bueno.

—¡No te miento! ¡Sabes perfectamente que hago skate! ¿Acaso ahora no me he podido caer y hacerme esto?—Elevó la voz y señaló su mejilla.

—Sabes que el centro tiene cámaras de seguridad.

—Entonces no entiendo a qué vienen estas preguntas cuando puedes verlo y comprobarlo tú misma. — Suspira él acomodándose en la pequeña butaca.—Mira, Helena, me pegaron ¿vale?

—No me llames Helena, para ti soy la señorita Sandford. —Le miró seriamente durante unos segundos—. ¿Quiénes te pegaron?

—Oh, no jodas, ¿también quieres que te diga quiénes han sido? ¡Mira la puta grabación, se ve perfectamente que son Adam y Louis!—Se dio cuenta de lo que acaba de decir y se levantó con intenciones de irse. — Juro que como diga que le he dicho algo...

Sí, estaba amenazando a la orientadora. ¿Qué otra cosa podía hacer? «Como le cuentes a alguien lo que te hemos hecho, prepárate, Poynter» ¿Miedo? Un poco. Se fue y cerró la puerta, volviendo a su clase.

Parecía raro. E incluso imposible, pero ese día pasó con total normalidad. Solo algún que otro
 nenaza, maricón, gilipollas y demás insultos. Pero no le habían pegado. Algo nuevo desde hacía ¿dos años? ¿Tres? Ya había perdido la cuenta.

Llegó a casa y tiró la mochila en la habitación de debajo de la escalera. Mañana harían juegos estúpidos por ser el último día de clase. No pensaba ir a perder el tiempo con eso. Encendió el ordenador y se metió donde siempre. Un chat dónde hablaba con gente que no conocía de nada sobre música... Llevaba un tiempo allí.

Tienes una nueva petición de amistad.

Abrió la petición y leyó detenidamente los gustos del que acaba de enviar aquello.

Nombre: Danny J.
Localización: Bolton.
Gustos: Bruce Springsteen, The Who...
Toca: Guitarra, armónica y piano.

¿Por qué no? Pensó. Movió el cursor hasta el botón de aceptar pero se lo pensó mejor. No solía aceptar a cualquiera... ¿Y si no le gustaba Blink-182? Seguro que entonces no tendrían nada de qué hablar...

— ¡Dougie, ya hemos llegado!—Grita su madre y se asusta. Sin querer pulsa el botón de aceptar.

—Mierda.— Murmura.—Esperemos que no sea de esos pesados que te están hablando en seguida...—Apagó el ordenador y salió al pasillo.— ¡Vale mamá, ahora bajo!

Cogió el skate y bajó a por algo de comer.

Ñañaña, ¿me comentáis algo? Gracias de antemano. *^*